"Desde nuestro punto de vista los niños son lentos, lentos en vestirse, lentos en obedecer, lentos en comprender....
"- Mamá, cuando estaba en el coche ¿dónde tenía que estar?
- pregunta Elisa con cuatro años a su madre.
- ¿Qué quieres decir Elisa?
- Pues cuando llegamos a casa por la tarde me dices que tendría que estar haciendo los deberes. Cuando hago mis deberes me dices que tendría que estar ya en el baño. Cuando salgo del baño me dices que tendría que estar ya cenando. Cuando ceno me dices que tendría que estar en la cama. Entonces cuando estaba en el coche, ¿dónde tendría que estar?
La rapidez y la lentitud son conceptos muy subjetivos... ¿lentos comparado con qué? Vemos a los niños lentos porque comparamos su ritmo con el nuestro. Porque tendemos a vivir en el después, nos pasamos toda la vida corriendo hacia una meta sin saber muy bien adónde vamos realmente...mientras ellos viven y disfrutan del momento presente....
Los niños viven el presente con una intensidad impresionante. No viven para cumplir obligaciones , no piensan en términos de horarios ó de listas de cosas por tachar. No añoran el pasado, no entienden el concepto de ahorro de tiempo y no viven en la "ojalalería". Disfrutan del momento. Sin saberlo entienden perfectamente lo que dice Carlos Andrey, "La felicidad no está nunca en el cuando, está en el mientras".
Hoy en día parece que nuestras vidas ajetreadas son llevadas por un rio cuyo destino desconocemos. Parece como si se tratase de estar siempre en movimiento. En cambio, los niños tienen la clave de la felicidad: vivir con intensidad y asombro cada momento del presente."
Podría seguir y seguir copiando partes de los capítulos porque todos, absolutamente todos, son más que interesantes. Lo que he añadido para invitaros a leer "Educar en el asombro"está en el capítulo 9: El respeto por sus ritmos. Tanto este capítulo como todos ellos son magnificos para hacer reflexionar a los papás sobre nuestro ritmo, sobre la necesidad de jugar y dejarles jugar con lo que realmente necesitan y que no son máquinas cargadas de pilas que hablan. Les "robamos" el asombro con el que nacemos y luego nos quejamos porque están desmotivados, les damos el triciclo antes de andar y no les da tiempo a desear. Después en cursos posteriores no prestan atención a nada, comienza aparecer la apatía, la desmotivación, el TDH, la hiperactividad, la pasividad, el egoismo, la falta de esfuerzo... Les juzgamos, les buscamos soluciones para ellos pero no pensamos en qué estamos haciendo como padres y como sociedad para que nuestros pequeños y jóvenes estén desmotivados.
"Es necesario y saludable que devolvamos la mirada hacía la tierra y que, en la contemplación de su belleza, nos encontremos con asombro y humildad"
Rachel Carson, autora de Primavera silenciosa