El frío parecía que iba a estropear tal día pero como muchas veces nos sucede, no lo hizo. Salió el sol y los niños pudieron estar sentaditos en el patio para comerse las castañas.
Una vez acabados los cuentos salimos al patio y en círculos por nivel para comernos las ricas castañas. En pequeños cucuruchos nos las reparten calentitas.
Y ahora de paseo a recoger hojas secas del parque.
Y con la careta de la castaña despedimos el día! |
1 comentario:
Un día para recordar. Sin duda la ilusión y el amor incondicional hacen que nosotros como mamás y papás disfrutemos con ellos y aprendamos de ellos a la vez.
Gracias seños por dejarnos participar
Tere
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