jueves, 19 de julio de 2012
La humildad es lo que nos hace aprender
Leer y escribir con sentido implica un cambio de metodología, de oganización de nuestro alumnado en el aula, un cambio en la perspectiva de las actividades, de filosofía y de pensamiento del docente, pero todo esto provoca miedos, inseguridades, incertidumbres y dudas...muchas dudas. Este vídeo nos puede hacer reflexionar sobre éste tema, sobre nuestra practica docente. Con él me he acordado de todas vosotras, mis seños, que soís muchas y sabéis lo mucho que os quiero. En especial este vídeo es para mis seños interinas que dudan si trabajarán ó no, si podrán estar cerca de esa "fuente" tan grande e inagotable que son los niños. Sé que vuestra humildad os hace aprender como dice en este video y que además os hará vencer las difícultades con fuerza y optimismo. Ánimo Cristina Ripoll, Virginia, Jessi, Laura, Viky, Sonia, Marta, Patricia, Rocio, Rosa, Beatriz...... sois INTERINAS porque estáis INTERnamente llenas de energÍAS Y mucha sabidurÍA.
El primer artículo publicado con la seño Olga!!
Saltarín, el "payaso" de nuestro circo nos ayudó a soñar a lo largo del proyecto. Os contaré el gran secreto de este payaso: por las tardes y noches era un papá extraordinario pero por la mañana se convertía en Saltarín para ser el gran " papá de todos".
Esta gran ilusión nos llevó a escribir a la"seño" Olga y a mí todo lo que había sucedido en nuestro cole en esos días. Con el apoyo, siempre incondicional, de la "seño" Esperanza nuestras emociones llegaron a la revista TOLEITOLA y allí estuvo nuestro circo.
Espero que lo disfrutéis tanto como lo hicimos todas las seños que en ese día vivimos en el circo Nevada.
http://www.cprtoledo.com/docs/Toleitola12/3Circo.pdf
Esta gran ilusión nos llevó a escribir a la"seño" Olga y a mí todo lo que había sucedido en nuestro cole en esos días. Con el apoyo, siempre incondicional, de la "seño" Esperanza nuestras emociones llegaron a la revista TOLEITOLA y allí estuvo nuestro circo.
Espero que lo disfrutéis tanto como lo hicimos todas las seños que en ese día vivimos en el circo Nevada.
http://www.cprtoledo.com/docs/Toleitola12/3Circo.pdf
martes, 17 de julio de 2012
Todos nuestros peques pueden ser creativos
Todos tenemos la capacidad de ser creativos. Nos lo explica muy bien Eduar Punset en uno de sus programas junto a Ken Robinson, experto en educación y creatividad, quién nos recuerda que: "la creatividad se aprende igual que se aprende a leer". Autor del "elemento",
Después de ver muchos de sus videos me quedo con este.
Después de ver muchos de sus videos me quedo con este.
Nuestro carnaval 2010!! "Circo Nevada"
Los peques de nuestro cole junto a los mayores tuvimos la oportunidad de crear nuestro propio circo. Gracias a todos los que hicísteis posible este sueño.
domingo, 15 de julio de 2012
Penélope, una mamá que se expresa
educación es la base para ser un buen ciudadano y, con los
Nicolasito
se le olvidará con el paso del tiempo, sin embargo, mi hijo no solo ha puesto cara y
color a estos personajes sino que también les ha dado alma, vida, les ha dotado de
sentido.
Ahora, que ya apenas le quedan unos meses para comenzar con otra etapa
distinta, no puedo evitar mirar con nostalgia todo lo vivido ya que en definitiva mi hijo
ha sido prehistórico, médico, artista de circo, mosquetero, pintor… Y yo he podido
acompañarle en todas esas experiencias para aprender también que las cosas es mejor
vivirlas que contarlas.
y la infanta Margarita. Esto último no debería ser importante, porque ademásPenélope Martín de San Pablo Mora
Me llamo Penélope y soy madre de un niño de 6 años del Colegio Público San Juan
Evangelista de Sonseca (Toledo).
El cincuenta por ciento de mis preocupaciones se centran en la educación de mi
hijo. Platón dijo que la
tiempos que corren, es un logro harto difícil. Sin embargo, hay quien, siendo
conscientes de los recursos que han ido apareciendo en nuestro camino, hemos querido
aprovecharlos, exprimirlos y por supuesto: vivirlos.
Yo he sido una de esas madres afortunadas que he formado parte activa de una
metodología basada en proyectos, y la conclusión principal a la que he llegado es que si
este método llegara a implantarse en todas las etapas educativas otro gallo nos cantaría.
Mis conclusiones no se basan ni en notas, ni fichas, sino en algo más real: a poco que
me fije puedo comprobar como mi hijo va extrapolando a su vida cotidiana lo que ha
aprendido, y sus propias vivencias y resultados son para él la mejor de las actividades.
Cuando mi hijo tenía 4 años no vio como iban vestidos los hombres de las
cavernas: se vistió como uno de ellos y me dijo “que era normal que aquellos hombres
inventaran el fuego con el frío que pasaban”. ¡Claro! él había sido consciente de la poca
ropa que llevaba puesta.
Cuando mi hijo tenía 5 años “vivió” en un circo durante semanas. Él, con sus
amiguitos y con su seño, construyó su propio circo. No coloreó un payaso. Se rió con
él. No dibujó un trapecio. Con ayuda de Miguel (Miguel es el hombre que arregla todo
lo que se rompe en el cole) montó uno y comprobó lo difícil que es ser artista de circo.
No punteó la taquilla de un circo en un papel. Construimos con más papas una taquilla
enorme y durante un día fue taquillero de profesión. Aprendió el valor del dinero como
recompensa a un trabajo realizado, comprendió el sentido de tener que hacer “cola” y
esperar.
Ahora con 6 años, ha viajado a Francia con la ayuda de Willy Fog, se ha
convertido en pintor y ha reinventado Las Meninas. Sabe quién es Velázquez, Pacheco,
sábado, 14 de julio de 2012
Papás blandiblup
Muchos padres de hoy estamos empeñados en que nuestros hijos aprendan idiomas, informática, música o la práctica de tal o cual deporte. Pero no siempre les enseñamos a disfrutar de la vida. A veces porque ni siquiera nosotros sabemos muy bien cómo hacerlo, inmersos como estamos en un vertiginoso torbellino de trabajo y experiencias de ocio igualmente estresantes que, pese a la aparente sensación de diversión y excitación que nos proporcionan, suelen dejarnos profundamente insatisfechos.
Y no es que viajar, ir al cine o a un buen restaurante no sean maneras de disfrutar de la vida. Es que para que lo que sean tiene que haber algo más.
En estos tiempos en que casi todo parece estar a nuestro alcance, incluso en momentos de dura crisis económica, aprender a disfrutar de la vida significa valorar lo que se tiene sin pensar en lo que te falta. Una actitud que, si hemos adoptado en algún momento, hemos olvidado transmitir a nuestros hijos a base de atiborrarlos de todo lo que desean y hasta lo que no han soñado si quiera desear.
Disfrutar de la vida implica poner el acento en alimentar las relaciones humanas que darán contenido a cuanto hagamos. Porque de ese modo bastará sentir cerca a nuestros seres queridos para que podamos vivir momentos intensos, apasionantes, cálidos, tiernos o extraordinariamente divertidos. Y la vida, a su lado, nos parecerá un viaje maravilloso que nos gustaría prolongar por muchos, muchos años.
Requiere también saber digerir las frustraciones y reconvertirlas en oportunidades. Y, desde luego, no quedarse anclado en las discusiones, los problemas o los desencuentros, que amargarán todo lo demás si los dejamos anidar y crecer en nuestro corazón.
Además, para disfrutar de la vida es imprescindible ser agradecido. Sentir en lo más íntimo que, por ejemplo, es un regalo tener amigos con los que compartir los buenos y malos momentos. Y que también lo es disponer de un techo, aunque esté hipotecado. O tener un trabajo, pese a que esté mal pagado o incluya un jefe malcarado, porque más de cinco millones de personas anhelan desesperadamente en nuestro país encontrar uno.
Sin olvidar, que es necesario encontrar medida para que la ambición, que puede ser sana, no oculte los logros alcanzados y nos mantenga por tanto en permanente estado de insatisfacción. A la vez que, en complicado equilibrio, evitemos que nos paralice la pereza y optemos, por contra, por sacarle a esta vida tan breve como maravillosa y a nuestros talentos el máximo jugo. Pero, eso sí, un jugo generoso y solidario. No egoísta y mezquino.
¿Y se puede aprender todo esto? Estoy convencida de que se puede. Basta mirarnos en el espejo de quienes muestran una sonrisa en medio de las dificultades. Aquellos que no necesitan nada extraordinario para encontrarse bien consigo mismos y con los demás. Los que siguen enamorándose de la vida y la condición humana, aunque existan malos momentos y alguna oveja negra con la que te cruzarás. Y esos otros que no han perdido su capacidad de asombro, esa ingenuidad algo infantil que nos permite esperar y confiar contra todo pronóstico. ¿Conoces a gente así? Seguro que sí. ¿Y estás tú entre ellos? Si tu respuesta es negativa merece la pena que te pongas manos a la obra cuanto antes. Empieza por asomarte a la ventana y saludar el día. Un nuevo día para una vida que merece la pena disfrutar.
Artículo publicado en la revista Presencia marista.
Y no es que viajar, ir al cine o a un buen restaurante no sean maneras de disfrutar de la vida. Es que para que lo que sean tiene que haber algo más.
En estos tiempos en que casi todo parece estar a nuestro alcance, incluso en momentos de dura crisis económica, aprender a disfrutar de la vida significa valorar lo que se tiene sin pensar en lo que te falta. Una actitud que, si hemos adoptado en algún momento, hemos olvidado transmitir a nuestros hijos a base de atiborrarlos de todo lo que desean y hasta lo que no han soñado si quiera desear.
Disfrutar de la vida implica poner el acento en alimentar las relaciones humanas que darán contenido a cuanto hagamos. Porque de ese modo bastará sentir cerca a nuestros seres queridos para que podamos vivir momentos intensos, apasionantes, cálidos, tiernos o extraordinariamente divertidos. Y la vida, a su lado, nos parecerá un viaje maravilloso que nos gustaría prolongar por muchos, muchos años.
Requiere también saber digerir las frustraciones y reconvertirlas en oportunidades. Y, desde luego, no quedarse anclado en las discusiones, los problemas o los desencuentros, que amargarán todo lo demás si los dejamos anidar y crecer en nuestro corazón.
Además, para disfrutar de la vida es imprescindible ser agradecido. Sentir en lo más íntimo que, por ejemplo, es un regalo tener amigos con los que compartir los buenos y malos momentos. Y que también lo es disponer de un techo, aunque esté hipotecado. O tener un trabajo, pese a que esté mal pagado o incluya un jefe malcarado, porque más de cinco millones de personas anhelan desesperadamente en nuestro país encontrar uno.
Sin olvidar, que es necesario encontrar medida para que la ambición, que puede ser sana, no oculte los logros alcanzados y nos mantenga por tanto en permanente estado de insatisfacción. A la vez que, en complicado equilibrio, evitemos que nos paralice la pereza y optemos, por contra, por sacarle a esta vida tan breve como maravillosa y a nuestros talentos el máximo jugo. Pero, eso sí, un jugo generoso y solidario. No egoísta y mezquino.
¿Y se puede aprender todo esto? Estoy convencida de que se puede. Basta mirarnos en el espejo de quienes muestran una sonrisa en medio de las dificultades. Aquellos que no necesitan nada extraordinario para encontrarse bien consigo mismos y con los demás. Los que siguen enamorándose de la vida y la condición humana, aunque existan malos momentos y alguna oveja negra con la que te cruzarás. Y esos otros que no han perdido su capacidad de asombro, esa ingenuidad algo infantil que nos permite esperar y confiar contra todo pronóstico. ¿Conoces a gente así? Seguro que sí. ¿Y estás tú entre ellos? Si tu respuesta es negativa merece la pena que te pongas manos a la obra cuanto antes. Empieza por asomarte a la ventana y saludar el día. Un nuevo día para una vida que merece la pena disfrutar.
Artículo publicado en la revista Presencia marista.
GRACIAS GONZALO
Este blog se lo dedico a Gonzalo, quien me ha hecho enamorarme de la infancia y ver algo más detrás de esa espontaneidad y risas infantiles. Detrás de esa mirada tierna he encontrado lo que a veces el adulto olvida con el tiempo: el encanto de los pequeños momentos, el encanto de un paseo corto en bici, la maravillosa experiencia de reír ante el error, el valor de los pequeños juguetes, el amor a los dibujos... Pero sobre todo la capacidad de soñar, de imaginar, de inventar y de crear. Crear un coche con cuernos de faro, rayos de puertas y ventanas con ojos, creer que existe, que funciona y que ganará, crear una historia fantástica con la que consigas que los diamantes se multipliquen y encuentren una piedra con los mismos agujeros que diamantes. ¿te suena Gonzalo?.. A mí si, me suenan muchas pero lo que más me suena es la fantasía e imaginación con la que inventas historias y dibujos, consiguiendo crecer con ilusión y mucho amor.
He tenido la suerte de compartir cientos de cuentos con los que nos hemos emocionado, asustado, reído y llorado, esta experiencia me ha hecho enamorarme de la literatura infantil con más fuerza que nunca y apreciar el valor del cuento en la infancia. El valor de conocer diferentes historias, distintos personajes, vidas, lugares y la importancia de escuchar tanto una aventura misteriosa como una amorosa.
Querer es poder y eso tu lo sabes, lo que aún no sabes es que a veces no todo es tan sencillo y el dinero no se consigue metiendo la tarjeta en el cajero. Esa lógica tan linda que te ha hecho pensar que todos conseguiríamos dinero si tuviésemos tarjeta y que además conseguiría soluciones sencillas para grandes problemas.
Desde nuestros pequeños espacios deberíamos llamar a los adultos para que no perdieran esa "oreja verde" de la que nos habla Rodari y con la que se consigue entender cada momento de nuestros pequeños, incluidos los más complicados. Si todos los adultos hubiésemos conservado esta oreja de color verde, quizá hoy Gonzalo y sus amigos no oirían hablar tanto de crisis. Lo siento peques, siento escribirla y siento que la oigáis tantísimo pero segura estoy que aprenderéis de ella, lo importante es que no os haga demasiado daño como para no olvidarla.
Ayúdame Gonzalo a poner la oreja verde a cada adulto que veamos y te aseguro que será mejor persona y mejor profesional, apreciará las cosas sencillas, el valor de la amistad, del tiempo en compañía, la sinceridad, la motivación, y esa lógica para buscar pequeñas soluciones para grandes problemas.
Gracias Gonzalo porque tu eres y serás el gran "gormiti" en mi vida tanto por tierra,`por mar como por aire. Se acabó la etapa de los gormitis pero comienza otra menos tierna pero muy muy interesante... Veamos... ¡un abrazo de oso!
He tenido la suerte de compartir cientos de cuentos con los que nos hemos emocionado, asustado, reído y llorado, esta experiencia me ha hecho enamorarme de la literatura infantil con más fuerza que nunca y apreciar el valor del cuento en la infancia. El valor de conocer diferentes historias, distintos personajes, vidas, lugares y la importancia de escuchar tanto una aventura misteriosa como una amorosa.
Querer es poder y eso tu lo sabes, lo que aún no sabes es que a veces no todo es tan sencillo y el dinero no se consigue metiendo la tarjeta en el cajero. Esa lógica tan linda que te ha hecho pensar que todos conseguiríamos dinero si tuviésemos tarjeta y que además conseguiría soluciones sencillas para grandes problemas.
Desde nuestros pequeños espacios deberíamos llamar a los adultos para que no perdieran esa "oreja verde" de la que nos habla Rodari y con la que se consigue entender cada momento de nuestros pequeños, incluidos los más complicados. Si todos los adultos hubiésemos conservado esta oreja de color verde, quizá hoy Gonzalo y sus amigos no oirían hablar tanto de crisis. Lo siento peques, siento escribirla y siento que la oigáis tantísimo pero segura estoy que aprenderéis de ella, lo importante es que no os haga demasiado daño como para no olvidarla.
Ayúdame Gonzalo a poner la oreja verde a cada adulto que veamos y te aseguro que será mejor persona y mejor profesional, apreciará las cosas sencillas, el valor de la amistad, del tiempo en compañía, la sinceridad, la motivación, y esa lógica para buscar pequeñas soluciones para grandes problemas.
Gracias Gonzalo porque tu eres y serás el gran "gormiti" en mi vida tanto por tierra,`por mar como por aire. Se acabó la etapa de los gormitis pero comienza otra menos tierna pero muy muy interesante... Veamos... ¡un abrazo de oso!
MAMÁ
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